Soy miope, y bien miope, con más de diez grados de miopía en cada ojo, amén de uno de astigmatismo (mi tabique nasal nunca deja de agradecer la existencia de los lentes de contacto). Quizás sea por eso que no termino de ver claramente el sentido a los identificadores IBSN (Internet Blog Serial Number), que como una especie de reproche han creado desde la blogosfera española en respuesta a la negativa burocrática que le impidió a un bloguero, José Ángel García Landa (por lo demás un distinguido académico de la Universidad de Zaragoza), obtener un identificador ISSN para su blog.
Para los despistados, ISSN es algo parecido al ISBN pero identifica a publicaciones seriadas en lugar de libros. Se trata de un identificador universal, algo de mucha utilidad para documentalistas (y para usuarios comunes con necesidades de información poco comunes). En Letralia acompañamos las reseñas editoriales con el ISBN o el ISSN siempre que sea posible, pues si un usuario que busca información sobre un libro o una revista introduce el identificador correspondiente en una consulta en Google, y la publicación ha sido reseñada por nosotros, inevitablemente será llevado hacia nuestras páginas.
Vean, por ejemplo, la definición de ISSN que encuentro en el sitio de la Biblioteca Nacional de Venezuela, que incluye la siguiente precisión:
Los Números ISSN son asignados por el Centro Nacional ISSN porque cada publicación seriada debe ser distinguida sin ambigüedad de los otros títulos similares o idénticos que existen en el mundo. Este código Internacional se utiliza como identificación en el AEN (la simbología de más extendida en el mundo de Código de Barras para la distribución comercial).
El destacado es mío (los errores en el uso de mayúsculas y de sintaxis son del sitio de la BNV). El URL que se le asigna a un blog es único e irremplazable, lo que ya califica como un identificador de características más o menos parecidas al ISSN.
En los comentarios al post en el que García Landa explica sus tribulaciones ante la Biblioteca Nacional de España, se discuten las razones por las cuales algunas publicaciones con formato blogueril —específicamente Libro de Notas— sí han obtenido el ISSN.
El IBSN ha nacido en forma de wiki, por lo que cualquiera puede agenciarse su propio número sin preocuparse por kafkianos laberintos burocráticos. Esto está aún muy lejos de parecerse a una estandarización —que es precisamente lo que caracteriza al ISSN y al ISBN—, y plantea algunas preguntas. ¿Qué pasa si un Mr. Bean entra y borra por error todos los identificadores? ¿Bastará la vigilancia de los interesados para que un identificador no sea alterado? Cuando el registro de identificadores contenga algunos miles, ¿cómo determinará un usuario inexperto si un número ha sido tomado o no? Y la que quizás sea la más importante: mientras este identificador no se convierta en un estándar, ¿a quién le importa?
Es de una retumbante obviedad que quienes se han embarcado en la idea ya se han hecho estas preguntas, así que sólo queda esperar a ver qué tan lejos se atreven a llegar. Pese al tono descreído de esta nota, sospecho que esta propuesta —u otra similar— cuajará y tendrá tarde o temprano el éxito que sus impulsores esperan. Mi miopía me permite ver sólo borrosamente un futuro en el que la presencia de los blogs en el mundo real hará necesaria la existencia de identificadores IBSN como una herramienta estándar. Así, podremos tener un blog con código de barras incluido. Se ve borroso, pero se ve.Si te gustó esta nota, quizás te gusten también estas:
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